A lo largo y ancho del planeta se cuentan historias interesantes y apasionantes relacionadas con el buceo. Hoy os relato la sucedida en la inmersión de Puerto Naos. Mi compañero y yo nos sumergimos embriagados por las sensaciones que nos brinda el profundo del azul y alla por los -20 metros de pronto nos sorprende un regimiento de caballería con afan amistoso que nos rodea para guiarnos por la senda del placer de compartir 60 minutos en naturaleza pura. En aquel momento no fui consciente de lo que pasaba, mientras disfrutaba del espectaculo de luz y color, no me percate de que el responsable de aquel llamamiento de masas era mi compañero de andanzas... Cual flautista de Hamelin tocando su flauta con el permiso de Poseidon insito a ese cardúmen de amigos para tremendo deleite de mis retinas... No hay nada como un domingo con los viejos y "nuevos" Amigos.